EL CORTEJO EN EL SIGLO XVII:

Durante la época del Barroco, se experimenta un cambio de moral en lo que respecta al siglo anterior. En el Renacimiento, el hombre era el centro del Universo, la medida de todas las cosas; durante el Barroco, el eje vuelve a colocar a Dios en la cima del pedestal.

La mujer del siglo XVII no es una excepción a este respecto...





Como ya mencionamos en una entrada anterior, las violaciones eran numerosas, estando caracterizadas por su brutalidad. Por lo general, los violadores quedaban libres tras pagar una multa que se añadía a la dote de la mujer, en caso de que ésta consiguiera casarse. Algo bastante improbable porque a la vista de la sociedad quedaban deshonradas y sus posibilidades de un buen matrimonio disminuían.

En la mayoría de los casos, los matrimonios eran concertados y debían contar con el beneplácito del cabeza de familia (por lo general, el padre de la mujer); y, en su defecto, por el pariente varón más cercano. Era frecuente, y no sólo en la clase alta, que los matrimonios quedasen concertados casi desde la cuna, existiendo igualmente desigualdades en cuanto a la edad de los contrayentes (hombres hechos y derechos con jóvenes que apenas habían salido de la adolescencia).

Aun así, también había posibilidad para el cortejo...



Era bastante sencillo: las muchachas se aposentaban en una de las ventanas de su hogar, que daban a la calle; se arreglaban con mimo y esperaban a que algún galán pasara cerca y se fijase en ellas. A raíz de ahí, se entablaba conversación, hasta el momento en que los padres de la chica diesen su beneplácito para que la pareja formalizara su relación como novios, permitiendo posteriormente a la chica pasear con el elegido, siempre acompañados de carabina (por lo general, una mujer de más edad o un niño, por la cosa de la moral de la época).

Posteriormente, con la construcción de los llamados "Corrales de Comedias", la costumbre mutó, convirtiéndose estos últimos en el punto de encuentro entre los jóvenes para buscar pareja.

De todos modos, la mujer, en la sociedad barroca, parecía tener cuatro salidas posibles en su vida; a saber:
- La Santa
- La Mártir
- La Puta
- La Bruja

La mayoría optaba por los dos primeros caminos:
- LA SANTA: La mujer como Reina del Hogar, identificada con la Virgen María.
- LA MÁRTIR: Si morían dando a luz a sus hijos.

Aurora, en "La Menina del Louvre", quiso desafiar a la sociedad de su época, eligiendo y desarrollando un camino propio. Que lo consiguiera o no, es algo que habremos de descubrir por otros medios... ;)

En breve, hablaremos sobre la figura de la mujer en el ámbito laboral, en el siglo XVII.

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