Reseña: "Sissí, Emperatriz Accidenta", de Allison Pataki.

Hoy el día comienza con esta novela: "Sissi, Emperatriz Accidental".

Quienes me conocéis, sabéis que me gusta muchísimo el estudio de las monarquías europeas y, especialmente, la figura de la Emperatriz de Austria. Pero no desde la versión edulcorada e idealista que nos reflejó Ernst Marichska gracias al hermoso rostro de Romy Schneider. No, hablo de la mujer real detrás del mito: una muchacha de dieciséis años que soñaba con cuentos de princesas y que pensaba que el destino podía ser brillante al lado de un apuesto Emperador como lo era en su momento Francisco José I. Y sin embargo, tuvo que soportar con estoicismo cómo su propio padre se acostaba con sus amantes en la vivienda familiar (Possenhofen), cómo su suegra le arrebataba el cuidado (y hasta el cariño) de sus hijos por no creerla capacitada para ser madre, cómo su propio marido antepuso la mayoría de las veces el deber de Estado y las opiniones de la autoritaria Sofía ("el único hombre en la Corte"), antes que hacer feliz a su joven esposa. Y de telón de fondo, rebeliones en Hungría, una Corte con un absurdo y atosigante ceremonial, correveidiles en cada esquina, el supuesto deber de una Emperatriz para con su pueblo, la negación de quién era realmente...

No me extraña que, con este panorama, Sissí acabara siendo lo que ahora muchos se empeñan en señalar como "bulimaréxica": alternaba largas horas de caminata y ejercicio, con comidas frugales; y, si en alguna ocasión se salía del tiesto de su estricta dieta (creada por ella misma), no dudaba en aumentar las jornadas de ejercicio para perder los escasos gramos ganados. Muchos en la época decían que este comportamiento era propio de la "locura de los Wittelsbach", la rama ducal y real de Baviera a la que pertenecía Sissi.


En este libro, en concreto, se hace referencia a los primeros años de Sissi, mostrando a una niña que va haciéndose mujer en una Corte que no entiende. Tal vez lo que más me ha "chirriado" es la recreación de una aventura amorosa entre Sissí y Andrassy; relación que ya se supo fue inexistente y que la historia se encargó de desmentir. Aun así, me ha gustado la forma en que Sissí va enamorándose paulatinamente de Gyula, mostrándolos a ambos como dos iguales. Dos animales salvajes en medio de una sociedad que no entienden y cuyos valores se les antojan demasiado anticuados para sus mentes abiertas. También me ha gustado la forma elegante con que la autora hace alusión a las aventuras amorosas de Francisco José I, al encontrar el lecho marital frío. Y es que, recordemos, las relaciones entre éste y Sissí pronto se tornaron inexistentes. Por una parte, debido a las continuas ausencias del Emperador, más preocupado del gobierno de su Imperio y de complacer a su madre que de comprender a una mujer casi niña que sólo necesitaba un poco de cariño; por otro, a las enfermedades, reales o imaginarias, que aquejaban a la Emperatriz, además de su supuesta aversión al sexo (se decía que ella tomaba el sexo como algo que nos igualaba a los animales, y eliminaba todo lo bello del ser humano).

Hace nada, descubrí que en septiembre saldrá la segunda parte, que llevará por título "Sissi: La Emperatriz rebelde", donde ya se hará alusión a sus problemas con la comida y a su vida errante, posterior al nacimiento de su hija María Valeria y al asesinato/suicidio de Rodolfo.

Tras "La Maldición de Sissí", de Catalina de Habsburgo, un imprescindible para los "Sissi-maniacs".

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