Me enredo en ti...

Un conjuro secreto nos ha reunido; nuestras almas melancólicas, que se han buscado durante años, pese a tenerse enfrente sin saberlo, han acudido puntuales a esta cita donde el fuego que arde en la chimenea amenaza con quemarnos.


Dos cuerpos hambrientos que se buscan, que se beben, cual bosque tras larga sequía.

Y gritamos. Grito. Ladro… Porque no soy yo, son los instintos de un cuerpo que goza… Que alcanza el éxtasis…

Entrelazo mis dedos en tu pelo, sujetando bien esa cabeza, para que no se vaya, para que siga bebiéndome, para que siga dándome ese aliento que se pierde con mis gritos. Mis piernas te sujetan para que no te vayas. Pero tú te pierdes en mi vientre, tus manos se enredan con mi cuerpo, con mis cabellos. No sé dónde terminan tus dedos ni donde empieza mi pelo.

Te enredas, te sigues enredando. 
Y gritamos. 
Y desfallecemos.

Y ahí estamos los dos, con nuestros cabellos enredados, nuestros cuerpos húmedos y unas bocas que nos delatan. Y nuestras risas frescas. Sobre todo, la tuya.

Y entonces, la lluvia...

Llueve... 

Pequeñas gotitas de agua comienzan a empañar el cristal, delineando figuras imposibles a lo largo de su superficie transparente. Trato de trazar su recorrido con mis dedos, trato de seguir ese camino serpenteante que parece no querer terminar. Pero no consigo seguirlas... Exhalo el vaho, que empaña rápidamente el cristal y, como una niña, dibujo formas sin nombre con el dedo índice. Está frío. Hace frío. Tal vez sea la lluvia. Tal vez sea el viento.


De pronto, un trueno. Desde pequeña, me han gustado las tormentas, pero siempre y cuando me encuentre dentro de casa, bajo techo. Lentamente, me acerco a la chimenea y me cubro con la manta; esa manta de cuadros que lleva junto a mí desde hace tanto tiempo que siempre he creído en su existencia perpetua. Mis ojos se fijan en las rojas llamas, en el fuego que trata de calentar el ambiente.

Pero sigue haciendo frío...

Me acurruco un poco mejor. Así, encogiendo las piernas y torciendo un poco el cuello, pegándome a ti un poco más. Más pegadita; contra más, mejor.

"¿Qué haces?"
"Sentir tu calor"
"¿Tienes frío?"
"Sí..."

Me gusta el frío, me gusta el otoño. Me gusta ver las gotas de lluvia a través de la ventana. Me gusta sentir la calidez de una buena hoguera, mientras el ambiente huele a castañas asadas. Me gusta esconderme bajo la manta. Me gusta sentir tu calor.Me gustas tú.

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